Desde hace un tiempo comencé a golpearme, dañar cosas o perder el control, en especial con los novios que he tenido. Siento que pierdo el control, normalmente aviso cuando siento que va a pasar, pero no logro tener espacio o la otra persona sigue y termino explotando. He llegado a romper billetes, papeles, celular. He llegado a golpear mi cara, mi cuerpo, meter mi cabeza en agua e intentar lastimarme con objetos. Aunque nunca llego a nada que me haga sangrar ni a cortarme ni nada por el estilo, siento y sé que no está bien lo que hago. Realmente quiero cambiar y no tengo ayuda económica para lograrlo. Me gustaría pedirles ayuda para, aunque sea, saber los pasos pequeños para ir mejorando mi situación. Llevo más de 4 años con este problema. Me enojo fácilmente pero solo exploto cuando siento que no me comprenden, que no me escuchan, que no logro lo que esperaba de alguien o cuando me hieren con palabras. Gracias por la ayuda.
Respuesta
Gracias por compartir tu experiencia y participar en la sección El psicólogo responde. La verdad es que muchas personas presentan problemas de autocontrol, especialmente en sus relaciones de pareja, tal como nos explicas en tu pregunta.
Las explosiones o pérdidas de autocontrol se pueden deber a tres motivos principales. En primer lugar tendríamos la existencia de una fuente causante de nuestro malestar, rabia o frustración de elevada intensidad (creemos que es externa pero frecuentemente solemos ser nosotros mismos). El segundo motivo sería la falta de recursos por parte de la persona a la hora de saber gestionar las frustraciones y el malestar interno. Y por último, otra causa de las explosiones puede ser la acumulación de pequeños malestares y frustraciones que la persona no ha sido capaz de ir eliminando y que con el tiempo cada vez van pesando más y más.
Para un correcto trabajo del control de los impulsos y las explosiones es importante analizar estos tres factores que acabamos de comentar:
- Las fuentes del malestar y frustración
- Los recursos personales para el autocontrol
- La capacidad para evitar la acumulación de frustraciones pasadas
Dado que este tema es muy amplio y complejo de explicar, en este artículo nos centraremos solamente en el primer punto. Si estáis interesados/as en que profundicemos en el resto de puntos dejarnos un comentario más abajo y los desarrollaremos.
Dentro de las fuentes de nuestro malestar es básico que sepamos diferenciar entre las “responsabilidades” externas y las internas, es decir, de quién consideramos que es culpa de que yo me haya enfadado. Normalmente lo más sencillo es señalar al que tenemos en frente o a la situación que lo ha producido. Pero, si analizamos las situaciones con detalle, es muy probable que veamos que quizá nuestra respuesta ha sido desproporcionada en relación al hecho en sí. Por lo tanto, si esto es así, debemos reconocer que hay una parte de responsabilidad en mí cuando nos enfadamos tanto que “explotamos” y actuamos fuera de control.
En tu comentario nos explicas que “solo explotas cuando sientes que no te comprenden, que no te escuchan o que no logras lo que esperabas de alguien”. Y es ahí donde se puede ver claramente que la fuente de tu enfado no es la otra persona, sino que son tus expectativas frustradas las que hacen que te enfades. Este ejemplo de referencia nos tiene que ayudar a dejar de “culpabilizar al otro” por cómo nos sentimos y a darnos cuenta que el enfado, en todo caso, debería ser con uno/a mismo/a.
Si profundizamos un poco más en por qué nos sentimos mal acaban surgiendo una serie de creencias personales que cada uno de nosotros tenemos del tipo “los demás tienen que…” o “los demás deberían…”. POr este motivo, cuando los demás no hacen eso que esperamos (como escucharnos, comprendernos, ayudarnos, etc… ) nos enojamos no sólo porque no lo hicieran sino porque consideramos que era su “obligación” y es entonces cuando nuestra rabia se dispara. Es precisamente este tipo de creencias irracionales contra lo que debemos luchar para poder gestionar mejor nuestras frustraciones. Imaginaros cómo cambiaría nuestra frustración si nos planteáramos algo como “Me gustaría mucho que X hiciera esto por mí”. Si finalmente la persona X no hace aquello, es mucho más difícil que yo me sienta traicionado/a o abandonado/a. ¿No es cierto?
Por ello la recomendación que hacemos desde Psicólogo especialista Barcelona para este tipo de situaciones es que nos paremos a analizar cuál es realmente la fuente de mi malestar: ¿algo/alguien externo o nosotros/as mismos/as? Y si resulta que soy yo, posiblemente me encuentre con alguna serie de creencias sobre los demás que se me repitan en el tiempo y que deba reformular para dejar de frustrarme ante las mismas situaciones.
Entendemos que éste es un tema complejo y que hoy sólo hemos hecho una pequeña aproximación ya que existen muchos más factores internos que intervienen así como diversas creencias o errores cognitivos que juegan un papel importante en nuestras frustraciones y enfados.
Iremos profundizando más en el área del autocontrol o las explosiones, en función de las preguntas que recibamos y de los comentarios que nos hagáis a esta consulta. Esperamos haber podido aclarar algún que otro concepto y ayudar a la persona que nos formuló la pregunta.