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Personas con discapacidad física, psíquica y/o sensorial

La OMS aprobó en 2001 la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y la Salud (CIF), texto en el que quedan definidos los siguientes términos que en ocasiones utilizamos indistintamente de forma errónea:

  • DEFICIENCIA: es un trastorno orgánico (temporal o permanente) que supone una limitación o pérdida de una estructura corporal y/o función psicológica, fisiológica o anatómica. Por consiguiente, según cuál sea la función afectada podemos hablar de deficiencias físicas (por ejemplo amputaciones, malformaciones, etc.), sensoriales (pérdida de la vista, oído, etc.) y psíquicas (Síndrome de Down, trastorno mental grave, etc.). Las deficiencias deben tratarse como parte o expresión de un estado de salud, ya que no implican necesariamente la presencia de una enfermedad.
  • DISCAPACIDAD: es una restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una tarea o acción en la forma o dentro del margen considerado “normal” para el ser humano.
  • MINUSVALÍA: es la situación desventajosa en la que se encuentra una persona determinada, como consecuencia de una discapacidad que limita o impide el cumplimiento de una función que es normal para esa persona, según la edad, el sexo, los factores sociales y las características propias de su cultura.
  • DEPENDENCIA: es la situación en la cual una persona presenta limitaciones para realizar una o más actividades básicas para la vida diaria, necesitando de la ayuda de los demás para desenvolverse en la vida cotidiana.

Ahora que tenemos diferenciados estos términos es importante tener en cuenta que no todas las deficiencias provocan una discapacidad por la aplicación o uso de técnicas específicas como prótesis, determinadas operaciones y/o terapias, audífonos, gafas, etc. que disminuyen el grado de discapacidad o incluso la eliminan en algunos casos.

Y por otra parte, tanto desde el ámbito específico de la salud como desde la sociedad a nivel general, el objetivo siempre es impedir que la deficiencia y/o discapacidad de una persona se convierta en minusvalía buscando siempre la igualdad de condiciones, la normalización de la existencia de personas con discapacidad/es en todos los ámbitos de la vida cotidiana y favoreciendo su bienestar y calidad de vida. Para lograr este último aspecto es fundamental fortalecer y potenciar sus cualidades positivas, su autoestima y su independencia.

Actualmente, debido a la mayor concienciación del uso del lenguaje, se ha comenzado a utilizar el término “diversidad funcional” para nombrar al colectivo de personas con discapacidad. El objetivo es sustituir las palabras “discapacitado/a” (= persona no capaz) y “minusválido/a” (=persona menos válida) empleando una terminología no negativa que reconozca la existencia de capacidades diferentes entre sí.

discapacidad fisica

Terapia psicológica de apoyo para personas con discapacidad

Las personas que padecen algún tipo de discapacidad (ya sea física, psíquica o sensorial) a menudo presentan también problemáticas que entrarían dentro del campo de la psicología. Nos referimos por ejemplo a ansiedad, fobia social, depresión, baja autoestima, problemas de seguridad, dificultades para relacionarse, problemas de conducta, etc.

Estas dificultades pueden darse en relación a la/s discapacidad/es que tenga esa persona como parte de los síntomas (por ejemplo: las carencias en habilidades sociales en una persona autista) o a consecuencia de la misma como afectación psicológica por el hecho de padecerla (por ejemplo: una depresión en una persona que ha sufrido la pérdida de la vista). Sea cual sea su origen, estas problemáticas suponen una necesidad de atención psicológica y requieren de un correcto tratamiento como el que ofrece en la terapia psicológica de apoyo.

 

Principales problemas que se suelen dar en personas con discapacidad:

discapacidad depresion
  • Falta de actividad
  • Problemas de comunicación
  • Apatía
  • Aislamiento
  • Problemas de convivencia
  • Episodios de irascibilidad
  • Frustración elevada
  • Depresión
  • Ansiedad con o sin ataques de pánico
  • Problemas de tipo alimentario (excesos y atracones)
  • Gastos elevados, compras compulsivas
  • Conflictos en los centros especiales de trabajo (expulsiones, no querer volver)

¿De qué manera puede ayudar la terapia psicológica de apoyo?

La terapia psicológica en estos casos tiene varios objetivos principales: lograr un mayor bienestar y calidad de vida, propiciar el desarrollo personal y la estabilidad emocional de las/los pacientes. Además en este tipo de terapia es fundamental trabajar tanto con la persona con discapacidad como con la familia y núcleo social más cercano dado que pueden dar determinadas dinámicas que causen o mantengan situaciones conflictivas y/o perjudiciales.

Como indicábamos antes, suele ocurrir que las personas con discapacidad también padecen algún otro tipo de trastorno psicológico asociado (como por ejemplo ansiedad o depresión) pero existen unas problemáticas específicas de estos casos en las que la terapia psicológica de apoyo irá encaminada a tratar de forma principal:

Es frecuente que las personas que padecen algún tipo de discapacidad se sientan “controladas e infravaloradas” por el resto. Sienten que su opinión no fuese importante o que los demás no acaban de confiar en ellos/as o de valorar sus opiniones y decisiones. Este tipo de emociones y sensaciones en ocasiones son fundamentadas por la conducta de su círculo de familiares/amigos pero en muchas otras son creencias que surgen del miedo y la inseguridad que padece la persona. Y éste es uno de los principales aspectos en los que se enfoca la terapia psicológica de apoyo: en saber fortalecer la autoestima y la autoimagen que posee la persona de sí misma ganando seguridad y autonomía en este proceso.

Por otro lado, encontramos que habitualmente son personas muy sensibles y vulnerables al comportamiento del resto de personas. Esto les genera en ocasiones sentirse “atacados” o llevarse al plano personal muchos comentarios u opiniones provocándoles situaciones incómodas y de elevada frustración social. Mediante la terapia psicológica intentamos ayudar a las personas a poder poner una barrera entre lo que digan los demás y uno mismo a fin de protegernos de aquellos comentarios que podrían ofendernos y, por tanto, a ser más estables emocionalmente y resilientes.

El día a día y la convivencia en el hogar suele ser una de las situaciones más frecuentes de conflicto en la familia. Son situaciones tan frecuentes que llegamos a normalizar, pero que poco a poco van dañando a toda la familia por igual generando un clima de cansancio y frustración. Aquí es donde conviene trabajar tanto con la persona con discapacidad como con la familia a fin de establecer una pautas de convivencia y de comunicación que hagan que la calidad de vida del hogar aumente significativamente.

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