La característica esencial del trastorno de la personalidad por dependencia es una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, lo que inevitablemente genera un comportamiento de sumisión, adhesión y temor al abandono por parte de los demás. Este trastorno de la personalidad, igual que el resto, se inicia en la adolescencia o principios de la edad adulta.
La persona generalmente realiza llamadas de atención, haciendo ver al entorno la necesidad de ayuda y apoyo que requiere, puesto que están convencidos que sin la ayuda de los demás no podrían funcionar.
Tienden a ser pasivos y prefieren que sea el resto el que tome las decisiones. A ellas/os les cuesta mucho tener que decidir puesto que están convencidos que si no tienen asesoramiento, se equivocarán en su elección. Por ello es frecuente que estas personas dejen que su pareja decida desde qué ropa ponerse, dónde vivir o qué trabajo es mejor para ellas/os.
Tienen muchas dificultades para ser críticos o llevar a la contraria, sobre todo a las personas de las que dependen, por miedo a perder su apoyo o aprobación. Por ello incluso se pueden mostrar de acuerdo en opiniones de los demás que consideran completamente erróneas.
Difícilmente inician un proyecto o muestran iniciativa ante alguna actividad sin previo respaldo de otra persona. Por lo general esperarán a que otra persona comience, y ellos se unirán posteriormente, ya que están convencidos que los demás lo harán mejor.
Las personas con trastorno de la personalidad por dependencia poseen una baja autoestima y un elevado sentimiento de inferioridad en relación a los demás que, de forma similar a lo que sucede en el trastorno de personalidad por evitación, se va retroalimentando con el comportamiento de la persona haciendo que cada vez necesite o dependa más de los demás.
Están dispuestos a someterse a lo que sea con tal seguir teniendo a una persona a su lado, lo que suele comportar unas relaciones desequilibradas y distorsionadas. Llegando a soportar malos tratos verbales, físicos o sexuales así como vejaciones por parte del resto.
Debido a la creencia que son incapaces de funcionar por si mismos de forma autónoma, en caso de perder a una pareja, rápidamente y de forma indiscriminada buscan a otra persona que les pueda brindar apoyo. Y, por último, es frecuente que las personas con trastorno dependiente, sufran y teman un posible abandono de sus parejas aunque no exista fundamentación para pensarlo.