El trastorno paranoide de la personalidad se define como una tendencia generalizada e injustificada a interpretar las acciones de las personas como deliberadamente malintencionadas, aunque no presentan síntomas psicóticos, como delirios o alucinaciones.
La sintomatología característica de este trastorno es la siguiente:
- Sospechan, sin base suficiente, que los demás los están explotando, dañando o engañando.
- Están preocupados con dudas injustificadas sobre la lealtad y confianza de amigos o asociados.
- Son reacios a confiar en otros debido a un miedo injustificado a que la información sea utilizada maliciosamente en su contra.
- Creen ver significados ocultos degradantes o amenazantes en comentarios o acontecimientos benignos.
- Guardan resentimiento de manera persistente; es decir, no perdonan insultos o desaires.
- Perciben ataques hacia su carácter o reputación que no resultan aparentes a los demás y rápidamente reaccionan con enfado o contra atacan.
- Sospechas recurrentes y sin justificación sobre la fidelidad de sus cónyuges o parejas sexuales.
Características de personalidad
Estas personas suelen culpar a los demás de los problemas en sus relaciones y no suelen ser conscientes de cómo ellos mismos contribuyen a crearlas. Por ejemplo, si continuamente acusa a su pareja de infidelidad, no es extraño que al final su pareja busque consuelo en otra persona, de modo que la persona con trastorno paranoide ve confirmadas sus sospechas (“Ya sabía que no podía fiarme”). Son incapaces de relajarse en presencia de los demás, debido a que consideran que si bajan la guardia los otros aprovecharán la ocasión para hacerles daño o perjudicarles de algún modo. Suelen ser personas hipersensibles que se sienten heridas con facilidad. Desprecian a quienes ven como débiles, blandos, enfermizos o defectuosos y tienen problemas para mostrar intimidad y sentimientos de ternura. Son reservados, no muestran sus dudas, inseguridades o flaquezas ya que piensan que eso supone dar muestra de debilidad y que si los demás los ven como débiles atacarán. Sospechan de la fidelidad de sus parejas y suelen tener celos patológicos.
Suelen estar siempre atentos y vigilantes porque piensan que cualquiera puede atacarles de un modo u otro en cualquier momento y necesitan defenderse de ellos. Perciben el mundo como una jungla de gente egoísta y sin escrúpulos en la que no se puede confiar. Por este motivo suelen ser bastante independientes, ya que la dependencia de los demás implica la posibilidad de que se aprovechen de ellos. También suelen tener conflictos con las figuras de autoridad.
Ante la conducta de los demás, sacan conclusiones rápidas y son reacios a considerar explicaciones alternativas.
Veamos un ejemplo: Francisco pensaba, erróneamente, que sus compañeros de trabajo le ocultaban información a propósito para perjudicar su trabajo, y no estaba dispuesto a considerar explicaciones alternativas, como el hecho de que sus compañeros estaban ocupados con su propio trabajo.
Tienden a reaccionar con gran intensidad ante pequeños acontecimientos, ya que los interpretan como graves amenazas. Por ejemplo, tras un comentario inofensivo o una broma creen ver un insulto grave o un desprecio hacia ellos y reaccionan enfadándose y contra atacando. Suelen ser incapaces de ver los aspectos humorísticos de las situaciones. En cierto modo es como si estuvieran constantemente en una situación de grave riesgo donde no hay lugar para bromas.
Estas personas casi nunca realizan una terapia o acuden al psicólogo, ya que no creen que su desconfianza sea un problema sino que consideran que refleja la realidad y que los demás son así realmente. Sin embargo, sí es posible que busquen ayuda psicológica por otros problemas, como dificultades en sus relaciones, problemas de pareja, tensión en el trabajo, problemas con sus compañeros, abuso de drogas…
Dado que esperan el maltrato y el engaño por parte de los demás, no tienen muchos motivos para tratarlos bien y, por tanto, no es raro que emprendan los mismos actos maliciosos que esperan de los otros, a no ser que teman ser castigados por ello.
En ocasiones el trastorno paranoide de la personalidad se ha confundido con la esquizofrenia. La diferencia primordial entre ambos trastornos es que la persona con esquizofrenia además de poder tener paraoias acerca de su entorno o los demás, tamién padece síntomas psicóticos como alucinaciones o delirios