Los prejuicios en la esquizofrenia
En los últimos años posiblemente gracias a la facilidad y difusión de la información por tantos medios, informativos, periódicos, internet, smartphones… el padecer una enfermedad mental ya no es tan estigmatizante, aunque con sus diferencias.
De la misma manera acudir al psicólogo, sin mencionar al psiquiatra, también conlleva un cierto estigma o jucio social. Pero son convicciones fuertemente asociadas a la cultura. Por ejemplo no es lo mismo acudir al psicólogo en Barcelona, que hacerlo en Buenos Aires, ya que en Argentina el tratamiento psicológico se considera un tratamiento de primer orden, y está completamente normalizado e integrado en la sociedad. En Barcelona nadie es señalado por llevar a su hijo al dentista, no? Pero seguramente si se sabe que lo lleva al psicólogo, sí que es posible que el resto de madres comiencen a preguntarse porqué, qué le ocurre, desde cuándo acude al psicólogo…
En el caso de la esquizofrenia, es una de las enfermedades más estigmatizantes tanto para la persona como para la familia. Generalmente se asocia con la violencia, y el descontrol. Se destacó en el informe de 1999 «Report on Mental Health of the United States Surgeon General» que apuntaba que la población que asociaba la conducta violenta en enfermedades mentales graves se había duplicado en 16 años de estudio.
¿Porqué es tan fuerte el estigma a pesar de la concienciación que actualmente muestra el público ante las enfermedades mentales? La respuesta parece ser el miedo a la violencia: concretamente a las personas que padecen psicosis, se las considera más violentas que en el pasado…
Otro de los datos relevantes es el peso social que tienen en los medios de comunicación los actos violentos cometidos por personas con esquizofrenia, u otros trastornos mentales graves. Basta con un sólo acto violento por parte de una persona, para que durante mucho tiempo la gente «evite y rechace» a la población considerada violenta. Imaginemos un titular: » Ejecutivo pierde los nervios y agrede a su jefe en el trabajo», y ahora éste otro… «Esquizofrénico pierde los nervios y agrede a su jefe que le había contratado» qué pensáis? con qué idea nos quedamos?.
Lo cierto es que desgraciadamente todavía nos queda mucho camino por recorrer, aunque en algunos aspectos hayamos avanzado mucho todavía tenemos que agachar la cabeza y reconocer que estamos lejos de nuestra meta, que es romper con estos estigmas sociales que no hacen más que dificultar la recuperación de muchas personas y familias.
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2 comentarios
Muy buen artículo. ¡Felicitaciones!
Autor
Muchas gracias Aria,
Saludos
Rubén Blasco